Educación
Este eje se busca transformar la relación entre ciudadanía y medios de comunicación desde la raíz: el pensamiento crítico, el aprendizaje permanente y la capacidad de actuar con conciencia en la esfera pública.
Aprender a lo largo de la vida para convivir en un entorno digital crítico, consciente y activo.
Este eje pone el foco en la formación de competencias mediáticas desde la niñez hasta la adultez mayor. No se trata solo de enseñar a usar tecnologías, sino de formar una ciudadanía capaz de entender, analizar y participar en la construcción del mundo digital e informativo.
La educación mediática, en este sentido, es una herramienta de autonomía y participación que debe estar presente durante toda la vida: en la infancia, como base para la lectura crítica; en la adolescencia, para fortalecer la identidad digital; en la adultez, para defenderse de la desinformación y tomar decisiones informadas; y en la vejez, para garantizar inclusión, vínculos y derechos.
Este eje impulsa:
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La integración de la alfabetización mediática e informacional en los currículos escolares, no como contenido aislado, sino como una competencia transversal.
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El apoyo a docentes y educadores con herramientas, metodologías y contenidos contextualizados.
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La producción creativa y reflexiva de contenidos (videos, podcasts, memes, artículos) como forma de aprender haciendo.
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El desarrollo de pensamiento crítico, lectura informacional y habilidades para convivir en entornos digitales.
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La promoción de espacios de formación para personas adultas y mayores, reconociendo sus saberes y necesidades específicas.
La educación mediática no es solo para estudiantes ni solo para expertos. Es un derecho de todas las personas, en cualquier etapa de su vida, y una condición para construir sociedades más democráticas, informadas y empáticas.
Claves para aprender con sentido crítico
No se trata solo de tener opiniones, sino de saber por qué las tenemos. El pensamiento crítico es la capacidad de observar, interpretar y cuestionar el mundo que nos rodea, incluyendo los mensajes mediáticos que consumimos. En un entorno saturado de estímulos, aprender a pausar, analizar y formular juicios propios se convierte en una competencia clave para la autonomía y la ciudadanía.